jueves, 11 de septiembre de 2025

¿Qué os pasa?

¿Es cierto eso qué dicen? Aún me cuesta creerlo. Esos jóvenes que han de comerse el mundo, destruir las injusticias, hacer del planeta un lugar vivible; hacen suyas las ideas de la ultraderecha. ¿Qué os pasa? ¿Os molesta que haya gente que cruce el mar, jugándose la vida, para buscar un rincón donde vivir? ¿Os molesta que se siga luchando por una igualdad de derecho entre sexos¿ ¿Os molesta la libertad sexual? ¿Os molesta el color de la piel de otra persona si no es como la vuestra? ¿Os molesta la libertad? La ceguera que producen las ideas fáciles conducen a infiernos de los que rara vez se vuelve. El nazismo sale por culpa de mentes simples que arropadas por un estúpido sentimiento de grupo echaban las culpas de sus propios problemas a personas que solo trabajaban para vivir. Jamás el ojo del huracán nos llevó a gritar contra esos que acumulan riqueza ¿No será que en el fondo queréis ser como ellos? Trabajar poco y ganar mucho. No ser capaz de concanetar tres ideas seguidas lleva a pensamientos peligrosos. Pero creo que en el fondo lo que os mueve es el puto egoísmo. No es que os moleste la libertad, os molesta la libertad de los otros. No hace mucho nos arrancaban de nuestro hogar con tan solo 19 años para enseñarnos a llevar un arma. Y ahora aplaudis con las orejas a gente que piensa que hay que volver a eso. Adelante. Yo ya pasé por ahí. Pero estoy seguro que os cagareis de miedo ante el primer disparo. Porque en el fondo solo sois unos cobardes incapaces de luchar por lo que merece la pena y pensais únicamente en vosotros y abrazais los cantos de sirena que dicen que todo se soluciona quitando derechos al prójimo, suprimiendo impuestos, hundiendo pateras ¿En serio? Me voy a descojonar cuando no tengáis dinero para curaros un costipado. Igual esos lideres tan "guays" os paguen las medicinas. Va a ser gracioso veros en la cárcel por criticar a aquellos a quienes ahora lameis el culo. Entonces saldreis a la calle buscando la democracia que ahora denostais, porque solo sois unos cretinos tan vacios como inútiles. Lástima que con estas ideas no os vayais a la mierda únicamente vosotros, sino que arrastreis a gente solidaria, que quiere el bien común, que desea un mundo mejor donde, alguna vez, no se llenen los bolsillos los mismos. Donde cuando alguien vaya en contra de los empresarios, no sean los propios trabajadores quienes critiquen medidas que les benefician. Es todo muy gracioso. Esta ralea de idiotas consentidos solo quieren vivir bien a consta de no pegar ni golpe, como los lideres que veneran. Qué dificil es verlos idolatrar a neurocirujanos, cientificos, oncólogos, biologos, climatologos, filosofos, historiadores....No, solo a algún gili con banderita al que le gusta jugar a Diós diciendo quien tiene derecho o no a vivir. Porque sí, aunque parezca mentira, siguen habiendo politicastros que tienen el "don" de decidir que muertos cuentan y cuales no. En fin, seguid así, ya queda poco para que la distopía sea un hecho. Si no lo es ya. Gobernando en diversas partes del mundo personas que se creen con el derecho absoluto sobre el resto de la humanidad y, por supuesto, si no estás de acuerdo es que estás equivocado. Nos vemos en el infierno que estáis creando.

La Red Única

No encontramos a Frodo para que nos ayude en esta ocasión, harían falta ciento de miles de hobbits que nos libraran de la sombra que ya se cernió sobre la humanidad. Desde el este al oeste una red se tendió como trampa entre todos nosotros. Al principio era pequeña, tan solo la herramienta de unos pocos. Pero en cuestión de unos pocos años ha enredado a casi todo el mundo conocido. El instrumento fue cambiando, se fue haciendo portable, accesible, cómodo. Al principio era tan solo una fuente de información, útil. La eliminación del papel, la rapidez en los procesos, la globalización, las comunicaciones instantáneas con cualquier parte del mundo. Las compras desde casa. Millones de datos al alcance de cualquiera. Enciclopedias enteras al alcance de un click. Los médicos podían consultar obras de grandes galenos de un confín a otro del planeta, los jueces consultar jurisprudencia, los arquitectos obras de genios, los biólogos conocer la última especie descubierta. Podíamos consultar el clima con un solo movimiento del dedo, las obras de arte más maravillosas entrando virtualmente a cualquier museo del mundo. Hablar con la familia en cualquier momento; viéndonos. Ya no hacía falta un ordenador para poder utilizar la red, en una sola mano tenías todo el ciberespacio a tu alcance. El móvil llegó para quedarse. Pero nos engañaron, el sistema se desvirtuó y fue infestado. Ya lo decía Tolkien, el hombre es ambicioso y se corrompe con facilidad. Se empezó a delinquir, a utilizar la red para estafar, entrar en cuentas bancarias, infectar sistemas críticos como: Defensa, universidades, hospitales, bolsa. Y, después, el golpe definitivo: las redes sociales. Lo que podía ser algo inofensivo, una forma de conocer gente, de entablar relaciones sociales con cualquier parte del planeta se ha convertido en una forma de moldear opiniones, de mentir, de falsear la verdad para intereses espurios, de construir una sociedad al servicio del capital pero sin tapujos. Tal ha sido el daño que se han puesto en entredicho verdades que costaron la vida a científicos, se ha llegado a poner en duda (y se pone en duda) la forma de nuestro planeta. Se ha infectado a la opinión pública, de tal forma, que han matado la empatía. Se ha creado un submundo ficticio en el que se trata de decirnos lo que debemos y no debemos hacer, lo que debemos y no debemos pensar. O peor, que no debemos pensar, que debemos fluir, que no debemos caer en la crítica. Que el malo es el vecino, que el culpable de la pobreza es el pobre, de la inmigración el emigrante, de las guerras los que quieren la paz. Que lo importante es que tú estés bien aunque tus congéneres lo pasen mal. Que hay que abrazar lo efímero, mirarse el propio ombligo, ser malo y egoísta. Han asesinado los principios y minado el estado social de derecho, se dicen estupideces sin ninguna vergüenza y son tratadas cono axiomas. Se trata al científico como imbécil y al imbécil se le nombra Doctor “cum laude”. Existen los “influencers” con mensajes tan insanos como que leer es malo y que es bueno ser guapo aunque imbécil, pero la belleza que ellos venden. La inteligencia ha sido degradada. Y en este ambiente borreguil y degenerado surgen los autócratas, los políticos autoritarios que ven con auténtica voracidad como los corderos van derechitos al matadero sin ningún esfuerzo. La libertad se pone en cuestión, la democracia se convierte en algo despreciado, se ven con buenos ojos regímenes dictatoriales donde, en estas mentes simples, se genera la idea que él vivirá mejor porque el prójimo no tendrá tantos derechos. Sin embargo, cuando no hay libertad, no lo hay para nadie. La estulticia es tan grande, que se ve con malos ojos los beneficios sociales, el pago de impuestos para sustentar la sanidad y educación públicas. Se introduce la terrible idea que quien quiera ir al médico, que se lo pague. Y lo realmente increíble es que esta idea cala entre los que viven de subsidios y la defienden políticos que cobran del erario público. Las redes sociales se han convertido en una herramienta que doblega voluntades, infecta los pensamientos, cambia resultados electorales. No en vano las manipulan las clases dominantes, los reaccionarios. Lo triste es que ni tan siquiera les hace falta esforzarse. Un bulo en redes se convierte en sentencia y aunque se desmienta, hay queda. El resultado: una sociedad machista, homófoba, xenófoba, racista, egoísta, hipócrita, estúpida, inculta y necia. Desde el instante en el que se llega a la información sin esfuerzo, nadie se esfuerza en contrastarla. Se muere la inteligencia, se mata la voluntad, la crítica se despedaza. Estamos sumidos en las tinieblas del conocimiento, nos acercamos mucho más a la Edad Media que a la ilustración. Tan inteligentes que nos creemos y somos unos cretinos con un móvil en la mano buscando cobertura. Así que, una red para gobernarlos a todos, una red para encontrarlos, una red para atraerlos a todos y atarlos en la oscuridad. La Red única.

martes, 19 de agosto de 2025

Hubo una noche

Rota en el recuerdo. Antes permanecia flotando en el día, aquella noche en la que el semáforo se puso en verde y todo empezó a cambiar. La noche en que me conseguí encontrar para perderme otra vez. Ahora, esa noche escurre su presencia como un globo pinchado y es verdad que está, pero escurre el bulto en el sinfín de cosas que han pasado. Hubo una noche en que se vive toda una vida: naces, creces y mueres. Y, a la mañana siguiente nace un nuevo mundo. Pero antes, caminos en la noche con pasos indecisos, entre fulgores y vasos llenos, entre risas y alguna lágrima. Aquella noche expulsé un fantasma y vendi mi alma al diablo para que pudiera exorcitarme el tiempo y convertirme en algo que nunca había sido. Hubo una noche en la que creí en las brujas y caí hechizado por mi bien, una noche larga en la que encontrar el amanecer era una aventura hacia todas partes, en la que desde el dolor encontré unos brazos que consiguieron agarrarme, no dejarme caer, sacarme a flote. Una noche para creer en que hay momentos tan absolutamente enormes en los que cabe una vida, y que hay vidas que no tienen esos momentos. La relatividad del tiempo, nada importa cuando todo tiene sentido. Hubo una noche en la por fín gané una mano de poker al destino, en la que desde el desgarro de una promesa de adiós llegó la realidad del ahora. Dejarte llevar, dejarte coger de la mano y huir de mí hacía todas partes, lejos del yo de antes, cerca del yo de ahora. Aquella noche fue un principio y un fin, un comienzo de una final. Pero absolutamente imprescindible.

martes, 8 de julio de 2025

Ya he estado aquí

Muy abajo, en el fondo, donde el dolor se camufla en la tristeza. Donde impera el gris en un mundo oscuro y tetrico, donde sabes que no es posible empeorar. Cuando crees que mereces algo más, que la vida te cocea con demasiada frecuencia y que una especie de estadistica compensatoria hará que todo vaya mejor, llega la quiebra, el roto, la amargura, la desesperación, el infierno. La caida infinita, no haces pie, te tambaleas en un mundo estable que para mi ya no lo es. Camino por la sombra, pero ya he estado aquí. Un error, el error, la confianza, el miedo, la estupidez. El pensamiento equívoco, la prudencia tapada en la prudencia, hacer las cosas muy mal porque pretendes hacerlas muy bien. El golpe, el dolor, la rabia. Todo alrededor es negro como el alma que corrompe a mordiscos esta sociedad llena de crueldad. Querer morir mil veces, querer volver el tiempo atrás. Y bajas rápidamente como en un ascensor enloquecido, y te quedas roto, encogido, agarrotado sin poder articular un sola palabra. Solo. Pero yo ya he estado aquí. Cuando deambulas por el mundo oscuro solo tienes ganas de llorar, te tragan las sombras, sientes desesperación. La cabeza te lleva una y otra vez al foco del dolor y todo se vuelve cada vez más negro, un bucle de lo que pasó y lo que debía haber pasado. La diferencia a otros viajes es que esta vez no es la muerte la que rapta mi alegría, es algo más prosaico y sustituible y ese pensamiento trae luz. Esa luz descubre tenebrosas figuras ocultas en los rincones de la mente que gritan y se retuercen en dolorosas poses, criaturas terribles que muerden ante un intento de sonrisa. Tu paso es cada vez más lento y aunque ves luminosidad, sabes que esos malditos seres de sombra te están agarrando con fuerza. Y llega la frase que todo lo cambia: "No seas tan duro contigo mismo". Te liberas de las piernas y aunque la luz no se acerca, tu paso parece algo más ligero. Sueltas carga, liberas palabras y donde esperas frases huecas encuentras asideros. Y, en las horas, recibes aliento de todas partes, sientes que no estás tan solo como crees. Y, de los reproches recibes ánimo, disculpas, del amor incondicional recibes un torrente de cariño. La luz ya está a solo un paso. ¿Cómo puedo pensar que tengo mala suerte? Tengo lo más importante, gente a la que le importo, gente que me aprecia y gente que me quiere a borbotones. Sigo en tinieblas, solo he alcanzado el umbral, pero poco a poco estoy más cerca de volver. Como digo, ya he estado aqui. También por aquel entonces tuve ayuda. En aquel tiempo me ahogaba por mil razones que giraban entorno a un único punto, el icono insustituible que me quiebra cuando me llena su ausencia. La lucha por volver acabó con muchas cosas y me reencontró con otras. Ahora es diferente, ahora todo va a acabar bien, porque hoy he conseguido dar un paso más allá del umbral. A pesar que pintan bastos, a pesar que la injusticia sigue arañando mi espalda. Pero a mí ya me mordió las nalgas la muerte y la he empujado lejos. Esto es solo una nimiedad cuando la parca te rozó con la guadaña. Solo deseo que quien se lucra con el miedo ajeno sufra mil inviernos de oscuridad y de fría tristeza.

lunes, 7 de abril de 2025

Caos

No entiendo las circunstancias que rodean la realidad, ese devenir insulso que todo lo impregna de una fea y gris rutina. No es fácil intentar explicar los sucesos inquietantes que circulan mi mente mientras piensas que todo es mejorable, que nuestras cadenas nos las hemos puestos nosotros mismos, que es absurdo vivir con la incesante ansiedad de mejorar cuando lo único cierto es que un día nada importará y que el ser no será. Cuando sonríes, cuando dejas que la suave brisa, o el viento, o la lluvia, golpee tu cara, mientras pierdes la vista en un cielo infinito y tu vista se topa con la libertad de una ave, con un avión que vuela hacia otro destino, la luna que juguetea con el amanecer en romance con la salida del sol, cuando te dejas sentir, cuando te dejas llevar, es precisamente esas gotas de momentos los que te hacen feliz. Luego, de pronto, el chip que alguien nos implantó, sin darnos cuenta, nos hace retirar la sonrisa y retomar la responsabilidad autoimpuesta que por un puñado de euros te sustrae de la vida. Que paradoja que trabajes para vivir y ese trabajo no te deje hacerlo. Pero no importa, nada importa, solo dejate llevar una hora al día y mira hacia el horizone, hacia un mar, hacia un montaña y respira, llora, grita, rie. Vive. Hay un millón de cosas que hacen que los poros de tu piel sientan la magia del ser. Y, hasta estar triste, enfadado, dolido es necesario para comparar aquellos momentos en los que no puedes parar de reir, te transportas a un mundo irreal en una pantalla de cine, te sumerges en las letras de una novela y vives las vida con otras personas que sin existir son más reales que todos esos entes amorfos que nos restan felicidad con sus actos crueles, cobardes, inmundos. Aquellos que tras sus poltronas buscan su inmortalidad a base de la mortalidad de otros, esos que buscan su riqueza empobreciendo a otros, esos que sostienen, esos que se autosustentan, esos que nos ahogan. Pero nada importa, nadíe te puede quitar la puesta de sol, el oceano infinito, la magia de la noche estrellada, el canto de una miriada de pájaros al amanecer, las montañas que se confunden con la estratosfera, el abrazo de una hija, de un hijo, de la madre, del padre, de un ser querido, un amiga o un amigo. La risa de un mal chiste, ese café en mitad de la plaza, la suave luz que se mece en tus ojos. Tanto tonto empobreciendo el mundo, cuando es el mundo lo único que importa.

jueves, 27 de marzo de 2025

El concierto

Se hizo esperar, pero el gran día llegó. Avatares infinitos hacían, casi pensar, que jamás disfrutaríamos del torrente de sensaciones que brinda un concierto. Pero allí estabamos, felices, sonriendo sin parar, en una noche mágica. No sé qué brilló más, si las luces del escenario o tu cara cuando salió Izal al escenario, no sé quien era más feliz tú, o yo por ver esa sonrisa que ya ha quedado grabada en la caja de recuerdos que llevo siempre y que abro cuando me encuentro triste. Saltar, bailar, reir, dejarnos llevar por ese transporte etereo que es la música, que trasciende el tiempo, el espacio. Qué cura el alma. Las letras, las notas acariciando la noche, la libertad de un grito, el vuelo de una libélula, el cariño del público, el recuerdo de una amarga desgracia y un futuro renacimiento. Una conjunción perfecta con la guinda de tus ojos brillantes de emoción, de esos días que uno recuerda siempre.La eterna luz de aquel momento, en el que estalló el jubiló y tú encontraste la felicidad de esa majestuosa ilusión. Durante ese rato se fueron todos los problemas, se alejaron todos los fantasmas y sentí que quererte es el combustible de mis días y que seas feliz es mi meta. Durante esa hora y media formamos parte de algo único, de una contagiosa alegría, de una conjunción feliz. La música resonará siempre en este universo complejo que los seres humanos contaminamos de agrías existencias, pero también somos los responsables de esa creación maravillosa que cada vez que suena modifica los colores de los días, que acaricia la vida y, de alguna manera, hace que todo esto sea soportable. Las letras que todos hacemos nuestras, en algun momento, la frase que adoptamos formando parte de vivencias que han quedado atrás, o que nos rodean. Siempre habrá canciones que digan algo de nosotros mismos. Que no pare el carrusel, que no deje de girar en esta noria. Pósate en mí, luciernaga de aire.

miércoles, 8 de enero de 2025

Navidad sombría

Ya se apagan las luces de los árboles, guirnaldas, calles. Esas luces que intentan alumbrar una época tan extraña como oscura. Disfrazada de ilusión, mientras engañamos a los niños con fútiles promesas de regalos que, en realidad, podríamos conceder en cualquier época del año, y por cualquier otro motivo más real, más próximo. Simplemente porque los queremos. Niños y no tan niños, porque esperar a que una supuesta corte de magos invada nuestros hogares para traer presentes que nosotros mismos compramos y no pensar en esa persona querida, cualquier martes del año, hacerle que sonría y destruya la rutina de un día cualquiera. Pero, divago, solo quería reflejar la cruel realidad de una fechas en las que mientras suenan ecos de supuesta felicidad, miles de personas viven los días más agotadores del año y otros, sucumben al estrés, el malhumor, el gasto desmedido. Todo ello para celebrar ¿Qué? El supuesto nacimiento de alguien que, seguramente, ni nació en invierno, ni en esas fechas, y tampoco era el hijo de Dios ¿De qué Dios? Mientras celebramos el nacimiento del mesías en Belén con el hipócrita mensaje de Paz, niños mueren en Palestina todos los días mientras occidente se atraganta con los turrones, celebrando el nacimiento de un niño, por aquellas tierras que se empapan de sangre y rabia. En esta sociedad polarizada, en la que se ha llegado a un maniqueísmo político tan absurdo como estéril, hasta la Navidad se politiza. Vuelven a aparecer voces de aquellos que nos dicen como debemos sentirnos, a que debemos creer y como tenemos que celebrar, a riesgo que nos acusen de ir en contra de la identidad española. Que mentes más zafias, que ruindad de argumentario. La identidad española es tan rica, que está muy por encima de toreros, ultracatólicos, cazadores, españolitos de salón, caciques y periodistas reaccionarios. La identidad de nuestro país se nutre de mil formas de pensar, de multiples nacionalidades, de todas las culturas que nos visitaron, de todas las religiones que dejaron su huella en nuestro país, de la posibilidad de celebrar Navidad, Hanukkah, Yule o lo que quiera cada uno. En definitiva, la identidad se nutre de libertad y se pierde cuando se quiere imponer el pensamiento único. Sé que es complicado que gente con intereses espurios conviertan en palabras la razón, ya que viven de ese farfolla de ideas carcas y estúpidas con las que calentar el ambiente. Mensajes facilones que llegan a mentes planas, sin espíritu crítico. No es de extrañar que, en otra época, la Navidad fuera tiempo de recogimiento, de miedo, de cabalgatas de muerte, cortejos fúnebres que hicieron que esas luces que tanto asombran y gustan, se pusieran para espantar a eses seres de otro mundo que querían llevarse a inocentes con ellos. Seres que traían regalos si te portabas bien, pero hay de tí si te portabas mal. Cuando los días son tan cortos y la oscuridad domina la jornada estas cabalgatas siniestras pueblan la noche y pobre de aquel que sea descubierto por esta procesión macabra. Y, por supuesto, la Navidad es la época perfecta para ver una silla vacía, echar mucho de menos a los que se fueron a su pesar, mirar atrás con melancolía y recordar sus rostros, sus sonrisas y no poder decir sus nombres, no poder llamarles, abrazarles, quererles. Esas personas que han llenado tu vida de Navidades alegres, de una infancia entrañable que, aunque sean dulces sus recuerdos, en estas fechas queman como tizones. Hasta el mismo día de Navidad perdimos una amiga de largos bigotes y dulce maullido dejándonos como un juguete roto que nadie querrá en Reyes. Pero, ya han terminado las fiestas, los días empiezan a crecer en luz y cuando los días más fríos del año pasen, nos espera la primavera con su luz y otra forma de ver la vida. Respirar bajo el cálido sol mediterraneo.