domingo, 25 de diciembre de 2022

Corita

Hace algo más de 14 años que llegaste, estabas en una jaula en un veterinario de Puerto de Sagunto. Nuestros comienzos no fueron muy buenos, tenías miedo y me diste un buen arañazo. A partir de ahí caricias, mimos, ronroneos y cariño. Hoy, a tu pesar, la maldita enfermedad ha acabado con tu resistencia y, te has tenido que ir, dejándonos rotos, cojos, con un color menos en la casa, con un sonido menos que nos acompaña. El silencio es pesado y duro. No estás, no vendrás. Hace un año te ingresaron, estuviste muy malita, y soñaba con que volvieras a casa, poder abrazarte, sentir tu ronroneo. Hoy, el solo hecho de pensar que eso no va a ocurrir, que ya no vendrás me quema como un tizón. Cuesta asimilar que ya no estás. Quien va a buscar ahora las caricias mientras hablo por teléfono, quien se va a acurrucar ahora junto a mí en el sofá, a quien buscaré por la mañanas en el comedor cuando me levante y Rayito no haga más que maullar. Donde va a estar ahora el aliento de la mañana que ayuda a mi día a día y que me hacía tan feliz. El beso a Claudia, el beso a Vero y la caricia a Corita. Me he quedado cojo de esta maravillosa rutina. Un ratón de juguete era cazado de forma insistente en el pasillo y me traias el trofeo, saltabas a quitarme la silla en cuanto me descuidaba, te subías encima de mi para hacerme compañía, me buscabas, me hacía reir, me hacía disfrutar. Cuantas horas contigo llenándo la casa de luz cuando estaba vacía, Cuanto cariño en cada maullido. Que maravillosa inteligencia cuando ibas a hablar con Claudia, porque hablabas con ese maullido que contestaba a lo que preguntabas. Cuidaste de Claudia cuando era chiquitita aguantando con paciencia algún tironcillo de rabo, siempre pequeño, cuidando su sueño al lado de la cuna. Me diste ánimo mientras mi cuerpo asimilaba la quimioterápia en los días grises de mi enfermedad. Y ahora, ahora va a faltar un estela gris corriendo por la casa, la sorpresa de un ronroneo que avanza por un rinconcito de este hogar, desde hoy, más descolorido y más tristón. Cuando piensas en que algún día no estarán estos maravillosos seres que te acompañan en tu día a día, entra vertigo, y cuando ocurre, algo se quiebra. Corita, te hemos querido muchísimo, seguramente no lo suficiente, seguramente no tanto como tú a nosotros. Seguramente estarás en algún rinconcito del firmamento correteando de nuevo, con suerte conoces a otros amigos que ya se fueron, lo mismo te adoptan en el más allá y te hacen sentir bien, feliz. Aquí, nosotros, nos quedamos soñando que aún te podemos ver, aunque ya no sea así, jugueteando con tus recuerdos, ahora dolientes, más tarde seguro que reconfortantes. Orgullosos de haberte tenido, de haberte querido, de haberte cuidado. Sabía que iba a dolernos cuando te fueras, pero jamás lo sabes hasta que no te enfrentas al vacío que dejas. No me puedo quitar de la cabeza tus ojos, el tacto de tu pelo, tus patitas, tu maullido, tu ronroneo. Es que has sido absolutamente increíble, especial, única. Y va a ser duro enfrentarse a una casa sin tí. Gracias por cada minuto que te hemos disfrutado y ojalá nos puedas ver y saber que te echamos de menos. Adiós Corita.

miércoles, 13 de julio de 2022

Rompe el tiempo

No han dejado de resonar los ecos de los acordes de un música de despedida y ya, donde antes habían palabras de felicidad, ahora solo hay silencios. No dejo de pensar en aquel maravilloso día en el que nos reunimos todos, lo feliz que eras, lo felices que fuimos. Si no era 7 de julio, cerca andaba. Pero ahora todo esfuerzo queda en el aire, en un fatuo atisbo de querer donde no hay. Te arrebataron del tiempo y solo quedan recuerdos. Es difícil acostumbrarse a no llamarte, no decirte, no escribirte, no pensarte. Porque pensarte ahora como presente, es desear no pensar. Tengo demasiados huecos en mi alma generados por el vacio de la gente que se me he ido, pero tú, tú me dueles más de lo que ni siquiera quiero pensar. No soy capaz de despedirme. Ni un mensaje, ni una llamada, ni un pensar en un regalo, ya nada se puede hacer porque eres tan solo inmortal en la gente que te quiere, pero eso, por desgracia, no basta para traerte de vuelta. Y, cuando llegan estos días, es cuando uno se da cuenta que esto es real, que por mucho que niege en mi conciencia interna, te fuiste hacia donde no se puede volver. No hay sortilegio que pueda llevar mi voz hacia tí, pero ojalá sí que exista el milagro de la coexistencia de dos mundos en planos distintos y desde allí, puedas leer que te echo de menos. Que no ha habido día en estos desgraciados meses en que no haya pensado en lo mucho que me diste y lo poco que te lo agradecí, que me duele no haber estado más contigo en el último año, que voy a llevar siempre en mi pesar el tiempo que no hemos compartido. Que eres tan importante que quema tu ausencia como la de un hermano, porque para mí has sido mi hermano, mi amigo y mi tío. Porque sín tí no sabria apreciar una miriada de cosas que me enseñaste. No creo que haya ninguna forma de romper el tiempo para desarte feliz cumpleaños. Pero yo lo intento.