sábado, 18 de junio de 2011

No les gusta nuestra voz.




Hoy he visto imágenes, caras asustadas, gestos de dolor. Una mujer llorando después de ser golpeada, rostros con miedo, con estupor. Un codo enrojecido por la sangre. Brazos en alto pidiendo tranquilidad, sombras con cascos y porras golpeando sin razón. Aquellos que nos tienen que proteger estaban pegando a inocentes, a gente que pedía justicia, a los mismos que con sus impuestos les pagan su sueldo. Los poderosos sueltan a sus perros, a sus lacayos, a sus autómatas sin cerebro que pegan para callar a quienes han dicho basta.
Se ha levantado la voz, se ha cuestionado el sistema, la democracia. Se ha gritado que estamos hartos de mangantes en las instituciones, de recortes sociales, de que amputen nuestros derechos. Que estamos hartos de tener menos para quien tiene mucho tenga más. Y esto no ha gustado.
Los poderes facticos actuán con sus armas. Los medios de comunicación subrayando aquello que más interesa a su ideario, aquello que más beneficia al jerifalte de turno. Los gobernantes con vías de hecho (como siempre) saltándose sus propias leyes a la torera porque les pitan los oidos.
Nos quieren quitar hasta el derecho a opinar y para ello utilizan los medios más torticeros. Nos mienten, nos engañan, y cuando eso no basta nos pegan ¿cómo pueden ser tan cínicos de hablar de violencia después de las cargas policiales? ¿Cómo pueden hablar de antisistemas cuando el sistema ampara sueldos de 654 euros por 40 horas de trabajo? Todo aquel que no comulga con aquello que dictan sus señorías es un antisistema y luego no les puedes pedir cuentas por lo que prometen y no cumplen, por lo que hacen y no pagan. Sin embargo...ellos, desde su atalaya, desde el Olympo de su egolatría se autoimponen sueldos vitalicios y millonarios, mientras a nosotros nos miran compungidos para pedirnos comprensión y recortes.
Ojalá el movimiento no decaiga, a pesar que estan haciendo todo lo posible por talar las raices que lo sustenta, generando confusión y dudas. Mandando a sus correligionarios a calumniar, ocultando lo importante y dando paso a lo accesorio, fijándose más en como es el que protesta que lo que dice. Mundo de locos en el que se valora más un buen traje que un buen cerebro (qué se lo digan a Camps).




* La imagen la he extraido de http://layijadeneurabia.com/