miércoles, 26 de mayo de 2021
Felicidades por tanto
Cientos de aves van a dibujar en el cielo los más bonitos vuelos. Mañana se podrán ver quebrantahuesos, aguilas reales, buitres leonados, gavilanes, milanos, cernicalos, halcones, oropendolas, abejarucos y tantas y tantas aves festejando un ritual de cariño. Porque es tu cumpleaños.
El último año ha sido difícil, ha pasado de todo. Has crecido profesionalmente demostrando que no tienes límites, que vales un montón, que no hay reto que no puedas superar. Pero también has perdido a gente por el camino. A alguien, tal vez ya se había perdido hacía un tiempo, pero sé que duele y mucho su marcha definitiva.
Pero hay ausencias que queman el alma, que son como un agujero negro en el paisaje. Dos duendes del bosque que nos han dejado. A mí con la certeza que fui un privilegiado y a tí con un vacio irrellenable. Va a ser difícil que pueda olvidar como llamabas a Tobi, va ser difícil que pueda dejar de ver tus ojos tristes cuando se fue Rufo. Cuando cariño les diste. Solo puedo decirte lo maravillosa que me pareció la simbiosis en esa fantástica relación de amor. Tuvieron una vida plena porque tuvistéis la suerte de teneros.
Pero, no todo son tristezas. Ni mucho menos. Hemos reído, disfrutado, visitado y aprendido. Y me sigues enseñando que la mejor forma de afrontar los días es con optimismo, con una sonrisa. Todos los días deseo estar contigo para poder hablar de lo que sea, porque todos los días aprendo.
Gracias por estar ahí, gracias por compartir, por caminar conmigo en esta vida, por levantarme cuando caigo, por empujarme cuando me paro. Por hacerme sonreir cuando lo necesito. Eres tan imprescindible que se para el aire cuando no estás, se echa en falta el movimiento de tus manos. Deseo que vuelvas, que le pongas de comer a los gatos apresuradamente para cenar, que nos cuentes como te ha ido, que me riñas un poquito porque hay una cosa por el medio. Besarte.
Feliz cumpleaños amor. Sé que hay cientos de ecosistemas festejando que hace un tiempo nació una niña que iba a entender como nadie lo fundamental que es querer a todos los seres vivos del mundo.
Las montañas reflejarán el verdor de sus bosques, las nubes reflejarán una luz irisada y la luna se llenará más para poder decirte: Eres maravillosa.
Te quiero.
miércoles, 17 de febrero de 2021
TOBI
Supongo qué tu corazón se cansó de buscar a tu amigo del alma por todos los rincones conocidos y ahora nos dejas, más vacios, más sin nada.
Qué lejanos parecen los tiempos en que parecías una estela blanca corriendo, en la que me preguntaba como unas patas tan cortas podían correr tanto. Que maravillosa pareja tan heterogenea como entrañable, este mundo va a ser un poquito peor sin vosotros.
Cómo es posible olvidar la alegría de tu ladrido al vernos, el dibujo circular de tu pequeño rabito en el aire, superando la velocidad de la luz. Tus hurtos matinales ante los descuidos de estos humanos inocentes. Qué rapidez Tobi, que ingenio.
Que va a ser ahora de nosotros. Se fue Rufo y aún nos quedabas tú, y con tu cuidado nos sentíamos menos solos, pero ahora te has cansado de esperar que tu inseparable compañero vuelva y te has ido a buscarlo donde nacen las estrellas.
Te metes tanto en el corazoncito que tu ausencia quema. Cada rinconcito de nuestro tiempo tiene un recuerdo asociado a tí: Tu carita llena de garrapatas al matar un erizo, tu velocidad al ver un gato...o una lagartija.
Va a costar olvidarnos de vuestras correrias, va ser imposible no recordaros en cada centímetro de nuestra casa de madera, de la parcela bajo los pinos.
Gracias por tanto por tan poco, gracias por el cariño. Al igual que Rufo, ni un gruñido, ni un mal gesto. Cariño, amor, lealtad, nobleza.
Ojalá os encontréis pronto los dos y Rufo te vuelva a lamer el ojo, os volváis a acostar juntos..allí, donde solo hay estrellas llenas de lagartijas y bichos a los que perseguir.
Hoy te has ido y nos has roto un poquito nuestro ya herido corazón. Pero tú no tienes la culpa de haber hecho de estos años un dibujo en el que dos perritos corretean bajo los pinos y ahora, el dibujo ha perdido el color.
Gracias Tobi.
miércoles, 20 de enero de 2021
Rufo
Hoy es un día más oscuro. La falta del aire que se movia alrededor de tu cola al moverse va a hacer que me ahogue un poco. Te voy a echar mucho de menos.
La sonrisa eterna, el gesto feliz, la ilusión por vernos, cuanto nos distes de hablar con tus ladridos, con tus escapadas a través de la valla, con tu inteligencia descontrolada.
Yo os conocí a tí a tu amigo, hace ya casi trece años, cuando tenía que tener mucho cuidado nos os fuérais corriendo hacia el monte. Después, las vicisitudes de la vida de los humanos hicieron que vuestra vida fuera dura. Aguantásteis. LLegó Claudia y con ella tengo las imagenes más bonitas del amor de un perro con una niña,
no te voy a poder agradecer bastante todo el amor que derrochaste en mi niña; Aún...al final, cuando ya casi no podias ni moverte, al verla, aún intentabas mover el rabo. Cuanto cariño Rufo.
Estoy roto, no pensaba que me iba a doler tanto perderte amigo.Sé que no he sido el mejor amo del mundo, ni siquiera estoy seguro que fuera tu amo y no puedo por menos pensar que no te cuidé lo necesario, por eso, a pesar que la vida te ha regalado bastantes años, quiero que sepas que el verdadero regalo ha sido tenerte un ratito con nosotros. Que hayas visto crecer a Claudia, te va a echar mucho a faltar. Y Vero, tu auténtica dueña, va a notar que se ha marchado un trocito muy importante de su existencia.
El tremendo hueco que me dejas lo voy a llenar con cada uno de tus recuerdos, con cada una de las imagenes tiernas que tenemos contigo. Nunca un mal gesto, nunca un gruñido. Siempre atento, siempre cariñoso, siempre dejándose querer. Que distinto va a ser aquel rincón de nuestra vida sin tus correteos, aunque hacia semanas que tu vida era un suplicio y hacia tiempo que ya faltaba la estela de tus correrías en los colores del día.
El cuadro de nuestra vida en la casa de madera se ha desdibujado un poquito, se ha quedado sin algo de tinta y se ha teñido de gris. Si en algún lugar existe otra vida para los perros y en ese lugar te puede llegar mi voz, mis palabras. Gracias Rufo y perdón por todo lo que no te dí.
No te voy a poder olvidar nunca.
Adiós amigo.
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Pandemia
Se coló en nuestras vidas como de rondón, viniendo de lejos. Sin creerlo, sin sentirlo. Cómo el cuento de Pedro y el lobo tantas veces lo habían anunciado que no hubo forma de que nos lo creyeramos, pero llegó.
Nos arrebató la primavera, nos dejó un verano extraño y nos está complicando este invierno que se antoja frío e inhospito.
Sin embargo el aire ha olido distinto, se ha intuido el mar tierra adentro y he podido ver una bandada de patos desde mi balcón.
Sin embargo, la lluvia olía mejor que nunca y no se veían aviones pasar. La calle estaba límpia, escuchaba a mis vecinos con ilusión, hablábamos por la ventanas, nos comunicábamos por los balcones.
Sin embargo los días pasaron sin amarguras y sin penas, conformándonos con nuestra propia compañía, aprendiendo cada día más de la paciencia de un niña, de lo maravilloso que es jugar al escondite, al cluedo, al hotel, con una pelota en el pasillo.
Sin embargo ahora....ahora no.
Salimos a la calles y la gente se ha vuelto rara, mohina, extraña. Se me antoja que el ser humano lejos de aprender de las cosas pequeñas le ha entrado prisa. Hay agresividad, individualismo. Las personas no intentan ser prudentes, controlar al bicho. No, la gente quiere burlar las prohibiciones para hacer lo que quiere hacer sin importarle el esfuerzo que hemos hecho durante tantas semanas. Sin importar las personas que han caido por el camino. Sin importar los médicos y sanitarios que han enfermado o muerto por salvarnos. Tantos aplausos baldíos carentes de sentimiento, cuanto alardeo de ser agradecido cuando realmente, en el fondo, sólo se piensa en si mismo. Si este virús hubiera sido más mortal la población humana estaría seriamente diezmada.
Y mientras, como siempre, las unicas personas que nos siguen dando razones para la esperanza. Son los niños. Horas con su mascarilla, con su hidrogel. Sin poder jugar con sus amigos, sin poder abrazarte con tu mejor amiga, sin poder jugar a esas cosas que conforman la niñez y luego te traen recuerdos agradables. El aroma de tiza y goma de borrar se ha cambiado por el propio aliento y el aroma del alcohol de manos. Pero ahí siguen, sonriendo, con esperanza, confiados. Pensando que, los mayores, esos a los que admiran, serán lo suficientemente inteligentes de dejarles un futuro y no un cebadal de mascarillas tiradas por el suelo.
lunes, 26 de agosto de 2019
El hogar de la bella dama

Al llegar el hayedo me enamoró, había visto a la bella dama de pasada, como tintineando su luz. Como cuando estás deseando ver a tu novia y la ves llegar de rondón. El frescor del entorno me indicó que el mar se encontraba lejos, el mediterráneo es un caldo a finales de agosto, y el día gris entre montañas nos daba el ansiado respiro al calor. Estabamos donde las montañas acarician el cielo, en el pirineo de Huesca; en Canfranc.
Desde allí tuvimos la osadía de encaramarnos a unas cumbres del país vecino, de bajar despacito a una mágica cueva donde nuestros antepasados muy muy lejanos anduvieron refugiados, donde las estalactitas juegan a realizar formas imposibles. Aún tuvimos tiempo de visitar a unos osos, de descubrir Borce, de pasear entre la montaña buscando una fuente, unos búnkeres, unas casas de aspecto curioso, cientos de árboles con personalidad propia. Y, por supuesto, tuvimos la ocasión de estar con la bella dama, anduvimos acompañados por unos personajes de otra época, un viaje en el tiempo donde supimos que en las guerras se salvan vidas porque hay personas que lo dan todo por los demás, que dentro de las tragedias siempre hay momentos mágicos para la luz. Tocamos la historia, respiramos la esencia misma del drama, pisamos donde se construyó la leyenda.
Un suspiro de tiempo y tuvimos que despedirnos de tantas cosas, de tantos momentos. Nos fuimos con más de lo que llevamos, tanto de todo, tantas cosas que contar, tanto que recordar. Nos marchamos con la tristeza de no querer irnos y con la certeza que volveremos. Es fácil enamorarse de las montañas, de los atardeceres raudos, de las nieblas vespertinas, del olor a bosque.
Un viaje inolvidable.
sábado, 22 de junio de 2019
Sábado raro
Un sábado con obligaciones laborales, con madrugón y somnolencia. Es un sábado raro en el que me alejo del suave tintineo de las silabas de su voz, del desayuno de fin de semana en compañía. Es un sábado diferente el que también tengo tiempo para que mi mente se deslice entre el torrente de recuerdos que tanto aún oprimen. Es curioso como mientras te acunas con unas notas musicales acuden a mi mente tantas sensaciones que, en ocasiones, me acaban por desbordar y me dejo llevar. Me transportan como en un suave viaje astral en el que mi cuerpo se mantiene sentando y la mente vaga en recuerdos que quiero que sean agradables. Las islas de felicidad que el trajín vital no nos arrebata y qué, cuando te quieres dar cuenta, son un archipiélago de grandes momentos con enormes bosques de sonrisas. No en vano las hojas de las palmeras pueden llegar a parecer una sonrisa que rasga el cielo en el horizonte. Pero me desvío del propósito del viaje astral, esquivo el recuerdo de vías, agujas y heparina para colarme dentro de un castillo, una piscina o un museo, una sala de cine es un buen lugar donde evadirse y un viaje a las cumbres la mejor manera de veranear del verano. Decido volver a mi cuerpo y una vez yo mismo en mi mismo con la música elevando el ánimo me siento feliz. Feliz de tener ganas de volver a casa para reirme y hacer reir, feliz de una tarde en el que no saber lo que podemos hacer es el mejor propósito, un fin de semana largo en el que seguro vamos a enmarcar un montón de buenos ratos. Ganas de que llegue la noche y los tres sintamos la confortabilidad de estar juntos.
Ya queda muy poco para que este sábado raro de paso al ocio y podamos dibujar un nuevo final al episodio de hoy de Bob Esponja y tal vez veamos sonreir a Calamardo mientras Patricio dice algo inteligente. Tal vez la vida nos vuelva a regalar un atardecer de cuento o al menos acurrucarnos en el sofá mientras me das la vida con tus brazos.
lunes, 6 de mayo de 2019
Otros tiempos
Las cosas que nos pasan forjan nuestra experiencia. Decidí ver las cosas desde otro punto de vista, todo es tan efímero que no merece la pena reflexionar más allá de hoy, y es así como realmente vives.
Cada seis meses me enfrento a nuevas pruebas que conllevan nuevos temores; monstruos en las pesadillas que quieren venir a visitarme. Por eso, es mejor disfrutar casa prórroga en el tiempo como algo mágico y único. Casi he olvidado el sabor acre en la boca, el cansancio que asimilas como propio y miedos de 15 días. Me cuesta muy poco sonreir y aunque aun me dejo llevar por lo inconsustancial demasiadas veces, estoy construyéndome de nuevo. En los últimos tiempos he tenido la suerte de vivir cosas maravillosas. Tal vez no son las vivencias más espectaculares del mundo, pero para mí son imborrables. Viajes por altas montañas, yacimientos de hace siglos, vuelo de aves majestuosas, pinturas rupestres, nieve y mucha lluvia. Abrazos, sonrisas y besos. Una tarde en el cine, otra paseando entre libros. Un concierto, cascadas estruendosas, fútbol en directo, duendes jugueteando en el cielo con olor a pólvora, llamas dando la bienvenida a la primavera, una pizza llena de carcajadas, un retorno con sensación de reconciliación. En fin, un millar de pequeñas cosas que recomponen mi micromundo. Sencillo, tierno, mio.
Sé que mi vida, seguramente como la de todos, es un bien frágil, que el veneno aún puede esconderse en cualquier parte de mi cuerpo y rebelarse en bestia, por eso hay que dejarse mecer por el paso de los minutos y sentir que pasa el tiempo, que saboreas el instante. Por eso hay que convertir un día cualquiera en un gran día, aunque sea porque me he reído hasta no poder más o porque me he emocionado viendo una película en la tele. Todo cuenta.

Suscribirse a:
Comentarios (Atom)