lunes, 6 de mayo de 2019

Otros tiempos


Las cosas que nos pasan forjan nuestra experiencia. Decidí ver las cosas desde otro punto de vista, todo es tan efímero que no merece la pena reflexionar más allá de hoy, y es así como realmente vives.
Cada seis meses me enfrento a nuevas pruebas que conllevan nuevos temores; monstruos en las pesadillas que quieren venir a visitarme. Por eso, es mejor disfrutar casa prórroga en el tiempo como algo mágico y único. Casi he olvidado el sabor acre en la boca, el cansancio que asimilas como propio y miedos de 15 días. Me cuesta muy poco sonreir y aunque aun me dejo llevar por lo inconsustancial demasiadas veces, estoy construyéndome de nuevo. En los últimos tiempos he tenido la suerte de vivir cosas maravillosas. Tal vez no son las vivencias más espectaculares del mundo, pero para mí son imborrables. Viajes por altas montañas, yacimientos de hace siglos, vuelo de aves majestuosas, pinturas rupestres, nieve y mucha lluvia. Abrazos, sonrisas y besos. Una tarde en el cine, otra paseando entre libros. Un concierto, cascadas estruendosas, fútbol en directo, duendes jugueteando en el cielo con olor a pólvora, llamas dando la bienvenida a la primavera, una pizza llena de carcajadas, un retorno con sensación de reconciliación. En fin, un millar de pequeñas cosas que recomponen mi micromundo. Sencillo, tierno, mio.
Sé que mi vida, seguramente como la de todos, es un bien frágil, que el veneno aún puede esconderse en cualquier parte de mi cuerpo y rebelarse en bestia, por eso hay que dejarse mecer por el paso de los minutos y sentir que pasa el tiempo, que saboreas el instante. Por eso hay que convertir un día cualquiera en un gran día, aunque sea porque me he reído hasta no poder más o porque me he emocionado viendo una película en la tele. Todo cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario