sábado, 22 de junio de 2019
Sábado raro
Un sábado con obligaciones laborales, con madrugón y somnolencia. Es un sábado raro en el que me alejo del suave tintineo de las silabas de su voz, del desayuno de fin de semana en compañía. Es un sábado diferente el que también tengo tiempo para que mi mente se deslice entre el torrente de recuerdos que tanto aún oprimen. Es curioso como mientras te acunas con unas notas musicales acuden a mi mente tantas sensaciones que, en ocasiones, me acaban por desbordar y me dejo llevar. Me transportan como en un suave viaje astral en el que mi cuerpo se mantiene sentando y la mente vaga en recuerdos que quiero que sean agradables. Las islas de felicidad que el trajín vital no nos arrebata y qué, cuando te quieres dar cuenta, son un archipiélago de grandes momentos con enormes bosques de sonrisas. No en vano las hojas de las palmeras pueden llegar a parecer una sonrisa que rasga el cielo en el horizonte. Pero me desvío del propósito del viaje astral, esquivo el recuerdo de vías, agujas y heparina para colarme dentro de un castillo, una piscina o un museo, una sala de cine es un buen lugar donde evadirse y un viaje a las cumbres la mejor manera de veranear del verano. Decido volver a mi cuerpo y una vez yo mismo en mi mismo con la música elevando el ánimo me siento feliz. Feliz de tener ganas de volver a casa para reirme y hacer reir, feliz de una tarde en el que no saber lo que podemos hacer es el mejor propósito, un fin de semana largo en el que seguro vamos a enmarcar un montón de buenos ratos. Ganas de que llegue la noche y los tres sintamos la confortabilidad de estar juntos.
Ya queda muy poco para que este sábado raro de paso al ocio y podamos dibujar un nuevo final al episodio de hoy de Bob Esponja y tal vez veamos sonreir a Calamardo mientras Patricio dice algo inteligente. Tal vez la vida nos vuelva a regalar un atardecer de cuento o al menos acurrucarnos en el sofá mientras me das la vida con tus brazos.
lunes, 6 de mayo de 2019
Otros tiempos
Las cosas que nos pasan forjan nuestra experiencia. Decidí ver las cosas desde otro punto de vista, todo es tan efímero que no merece la pena reflexionar más allá de hoy, y es así como realmente vives.
Cada seis meses me enfrento a nuevas pruebas que conllevan nuevos temores; monstruos en las pesadillas que quieren venir a visitarme. Por eso, es mejor disfrutar casa prórroga en el tiempo como algo mágico y único. Casi he olvidado el sabor acre en la boca, el cansancio que asimilas como propio y miedos de 15 días. Me cuesta muy poco sonreir y aunque aun me dejo llevar por lo inconsustancial demasiadas veces, estoy construyéndome de nuevo. En los últimos tiempos he tenido la suerte de vivir cosas maravillosas. Tal vez no son las vivencias más espectaculares del mundo, pero para mí son imborrables. Viajes por altas montañas, yacimientos de hace siglos, vuelo de aves majestuosas, pinturas rupestres, nieve y mucha lluvia. Abrazos, sonrisas y besos. Una tarde en el cine, otra paseando entre libros. Un concierto, cascadas estruendosas, fútbol en directo, duendes jugueteando en el cielo con olor a pólvora, llamas dando la bienvenida a la primavera, una pizza llena de carcajadas, un retorno con sensación de reconciliación. En fin, un millar de pequeñas cosas que recomponen mi micromundo. Sencillo, tierno, mio.
Sé que mi vida, seguramente como la de todos, es un bien frágil, que el veneno aún puede esconderse en cualquier parte de mi cuerpo y rebelarse en bestia, por eso hay que dejarse mecer por el paso de los minutos y sentir que pasa el tiempo, que saboreas el instante. Por eso hay que convertir un día cualquiera en un gran día, aunque sea porque me he reído hasta no poder más o porque me he emocionado viendo una película en la tele. Todo cuenta.

viernes, 6 de julio de 2018
Ya pasó un año
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Hay colores que huelen a mar, hay melodías que te llevan donde tu mente siempre quiee estar. Quiero estar abrazando la vida con ellas.
Una carretera nos ha de llevar donde las montañas acarician el cielo, donde confluye el bosque y el agua, donde el frescor se abre paso entre los matojos al mismo tiempo que se esconde un tritón en el agua.
De esa forma nos redimiremos con el verano, de esa forma volveremos a reencontrarnos con el ocio agradable y confortable, lejos de agujas y cansancios, lejos de miedos.
Cogerte de la mano y explorar el horizonte cercano que nos lleva a contemplar el quebrantahuesos y, por un instante, dejar de mirar el ave para miraros y respirar la felicidad de vuestro aliento, la esencial presencia que significa teneros a mi lado.
Será en verano cuando volvamos a vivir experiencias inolvidables, donde fotografiaremos el mundo y colocaremos nombre a los días, donde dormiremos arropados por encima de los mil metros, alborozados de elegante magia.
Solo deseo que lleguen esos días para olvidar aquellos otros, solo quiero sustituir en mi cabeza vuestra tristeza por la alegría, solo quiero acompañaros hasta que no me queden fuerzas y haceros reir hasta que nos duela la boca, y abrazaros muy despacio mientras no queremos que pase el tiempo.
Quiero devolveros cada gramo de preocupación en toneladas de sonrisas, quiero que perdonéis mis malos humores con buenos ratos.
La luz que desprendéis hace que haya mandado al infinito las tinieblas.
Os quiero.
Hay colores que huelen a mar, hay melodías que te llevan donde tu mente siempre quiee estar. Quiero estar abrazando la vida con ellas.
Una carretera nos ha de llevar donde las montañas acarician el cielo, donde confluye el bosque y el agua, donde el frescor se abre paso entre los matojos al mismo tiempo que se esconde un tritón en el agua.
De esa forma nos redimiremos con el verano, de esa forma volveremos a reencontrarnos con el ocio agradable y confortable, lejos de agujas y cansancios, lejos de miedos.
Cogerte de la mano y explorar el horizonte cercano que nos lleva a contemplar el quebrantahuesos y, por un instante, dejar de mirar el ave para miraros y respirar la felicidad de vuestro aliento, la esencial presencia que significa teneros a mi lado.
Será en verano cuando volvamos a vivir experiencias inolvidables, donde fotografiaremos el mundo y colocaremos nombre a los días, donde dormiremos arropados por encima de los mil metros, alborozados de elegante magia.
Solo deseo que lleguen esos días para olvidar aquellos otros, solo quiero sustituir en mi cabeza vuestra tristeza por la alegría, solo quiero acompañaros hasta que no me queden fuerzas y haceros reir hasta que nos duela la boca, y abrazaros muy despacio mientras no queremos que pase el tiempo.
Quiero devolveros cada gramo de preocupación en toneladas de sonrisas, quiero que perdonéis mis malos humores con buenos ratos.
La luz que desprendéis hace que haya mandado al infinito las tinieblas.
Os quiero.
miércoles, 16 de mayo de 2018
Solo tres días

Aflige la pequeña distancia, aflige la pequeña ausencia. Un día sin tu abrazo no es un día completo.
Le falta color al día, le falta alegría al momento, no me encuentro sin encontrarte, no te busco y me pierdo. Las cuatro y media y no voy, no hay que ir porque estás en otro sitio, cerca, pero para mí un universo. Van a ser tres días sin la música de tu risa, sin tu llamada, sin tu mirada.
Me he acostumbrado a rodearme de esos bracitos que cada día son más fuertes, me he acostumbrado que tu pelo roce mi cara y me haga cosquillas, me he acostumbrado a juntar mi nariz con la tuya y jugar a que somos cíclopes mirando a Ulises, tanto me he acostumbrado que solo tres días es un eón sin oírte.
Pronto pasará, pasara en breve, pero es que en la casa hay un silencio pesado que duele, hay una camita vacía que ni mirar puedo sin echarte aún más de menos. Puede que exagere y que las cosas son más sencillas, pero como explicar lo que cuesta levantarse y no encontrarte para darte un beso y decirte un te quiero; ese rito mío al alba que da sentido a los días en que el trabajo a los tres nos separa.
Y qué alegría, que maravilloso momento cuando al fin vuelves, cuando te encuentro en ese abrazo que he imaginado, cuando respiro en tu espalda, cuando me cuentas tus días y me acompañas. Que hermosa es la vuelta cuando tanto te he echado en falta. Mañana sí que me asomaré a tu cama y mientras veo como respirar me regalarás calma.
Solo tres días y ya estás en casa.
Te quiero.
jueves, 1 de febrero de 2018
Se acabó, primera prueba superada. El bicho no ha vuelto y lo tengo a raya, he ganado la batalla y solo queda esperar que también la guerra.
Ahora solo quiero ver sonrisas, quiero ver ojos alegres, quiero dar abrazos sin pensar que, tal vez, estuvieran contados. Quiero mirarlas sin pensar que me pueden perder, quiero que sean felices porque les voy a acompañar en este duro camino, en esta vida llena de tantos problemas que nos crean y nos creamos. Quiero ver llover sin añoranzas y sin nostalgias, quiero gozar del sol con todas las ganas. Quiero morirme de amor cuando mi hija me diga que quiere y quiero emocionarme por ello y no apenarme por poder pensar en la caducidad de mis días que la hagan sufrir.
Esto no ha acabado, pero es un paso importante, muy importante. Veo esperanza casi en los mismos días que, hace un año, veía sombras. Se acabaron los goteros, los cansancios y las nauseas, espero que para siempre.
jueves, 23 de noviembre de 2017
Ondea que te ondea

El ser humano como individuo puede ser genial, inteligente, brillante. En masa se convierte en un número más sin pensamiento propio, embrutecido, cegado, irracional, estúpido.
En estos días en los que peleo contra la química hay gente que pelea contra el sentido común. No sé, a veces me da la sensación de que los humanos experimentamos una involución.
Banderas en balcones que festejan que otros la utilicen para tapar sus vergüenzas, banderas con más o menos franjas tienen detrás una persona que bajo la excusa de un sentimiento puede insultar, menosprecias e incluso agredir por un ideal que otros crearon para perpetuarse en el poder.
La vida es corta y seguimos perdiéndola en discusiones estúpidas, en nacionalismos estériles sin tener en cuenta que lo importante es disfrutar de lo más preciado que tenemos, pensando que el resto de la gente también tiene derecho a pensar como quiera, que lo importante es respetar, convivir, comprender y dialogar. Sin embargo,el habla, ese don de la mujer y el hombre se utiliza tan solo para arengas y consignas fatuas, para mentiras que tapan mentiras, amenazas contra amenazas, estulticias que denotan ansias de poder y, mientras, el pueblo utilizado, una vez más para con sus banderas tapar las vergüenzas de los déspotas y corruptos, de los inoperantes incapaces de gobernar para quienes les pagan.
Entre tanto, en el día a día, rostros huecos te saludan de buena mañana, malos modos, malas formas, egoísmo, mala educación. Cigarros en los parques, excrementos en la puertas de los colegios, un padre enseñando a su hijo a torear mientras mi pequeña princesa republicana reprende con rapaz a un pequeño monstruo que maltrata un árbol. Muchos de los que escupen en la calle mientras te apagan el cigarro en la espalda a la vez que su perro te mea el portal, también tienen banderas en su balcón, como formando parte de esta pútrida patria, capaz de tanto bueno y tanto malo. Capaz de crear una obra de arte y de liarse a tiros formando un millón de cadáveres, mientras todavía hay quien alardea de falangista sin tener la más remota idea de lo que habla. País de charlatanes, mentirosos, picaros y caciques, pero también país de genios que se lamentaban de lo que este país es.
Menos banderas y más vida, más pelea por la igualdad y por el bien común y menos engordar el ego de inútiles avariciosos.
miércoles, 18 de octubre de 2017
Mi vida

El día de antes del lunes que estoy menos las nubes oscurecen tu carita, las lágrimas no cesan y el dolor agita tus hombros que no pueden contener la pena. No llores mi vida que mañana estaré de nuevo en casa. Pero tiene miedo, ella no puede estar segura que al pasar las horas no regrese, que no esté de vuelta, tiene miedo que no pueda volver a agacharme en su cama para darle un beso, para juguetear con sus peluches mientras se despierta por las mañanas. Quiere seguridad, quiero volver a la normalidad, a los días en los que no hay dolor, ni cansancio, ni esperas. Quiere volver a su niñez de antes, a la de hace unos meses cuando papá y mamá no tenían esa preocupación en el rostro que, aunque se ve luz al final del túnel, todavía rodean las sombras.
Y yo, qué puedo hacer. No tengo ningún miedo por mí, no lo tengo, tengo miedo por ellas. No quiero verlas padecer. Qué duro es ver a tu hija que tenga miedo por ti, que te tenga que decir te quiero mil veces para disipar las sombras, para ver mi sonrisa surgir y se pueda dormir tranquila. Qué duro es verla acercarse para darte mil besos porque es la forma de decirte que está ahí, que te necesita, que te ama, que depende de ti, que cada latido dice papá que esto no puede seguir así.
Claudia, amor. Pase lo que pase siempre voy a estar ahí porque, de alguna forma, tú eres yo. Estoy contigo, porque no hay minuto en el día que no piense en ti, porque no entiendo la vida si no es abrazándote cada día, que lloré como un niño cuando me iban a operar porque estaría unos días sin verte. No puedo estar sin ti, eres mi vida, mi sangre, mi alma. Eres lo que siempre he querido y me muero por dentro al no poder darte la tranquilidad que mereces, al no poder quitarme de encima esto que te hace daño. Pero voy a estar bien hija mía, voy a estar bien en poco tiempo, y esto habrá pasado como una pesadilla. Cuando todo pasé, que pasará, nos revolcaremos entre peluches para pensar donde vamos a celebrar la libertad, la vuelta a la normalidad, la vuelta a los días sin lunes vacíos y sin miércoles de cansancio. Eres muy grande, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida y mira que conocer a mamá fue perfecto. No tengas pesar ni pena, yo voy a pelearlo todo porque lo mereces.
Te quiero mucho mi vida.
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