martes, 21 de septiembre de 2021

A dentelladas

Reaparece en las tinieblas mordiendo los cimientos de mis recuerdos. Cada mordedura lacera tantos recuerdos y saca esquirlas de vivencias desde que tengo conciencia. Ya devoró a la persona que me dio la existencia y ahora lo hace con la persona que me ha llenado de fantásticos recuerdos mi vida. Un tocadiscos llenando de música el comedor, partidas a un juego de televisión añejo, cine y más cine, montañas y lagos, fallas y nieve; un duelo en el pasillo de mi casa con pistolas de juguete, noches contando peliculas. Paciencia infinita, cariño enorme. En mi vida no hay momento en que no lo recuerde haciéndome feliz, por encima de todo. No hay recuerdo del pasado que no este edulcorado con su desvelo, con su enorme bondad. No sé porque tienes que venir, monstruo infausto a hacer daño a las personas que más quiero, no sé porque tienes que causar tanto mal a alguien que tiene un corazón enorme, que solo ha intentado hacer feliz a la gente que tiene alrededor, que se ha dado en cuerpo y alma. A alguien que me enseñado tanto y tanto, a quien le debo gran parte de mi forma de ver el mundo. A quien tanto me ha soportado. Quien tanto me ha dado. Un millón de domingos de risas, tropecientos mil momentos llenos de luz, contigo, con vosotros. Momentos que recuerdo con dulce nostalgia, burbujas de tiempo que guardamos en nuestra cajita de lo importante. No tuviste bastante con morderme a mí y poner triste hasta la médula a una niña de 7 años y teñir los ojos de gris de la preocupación a mi compañera de viaje. No has tenido bastante con llevarte a bocados tantas vidas de gente que han pasado por este mundo sin hacer daño a nadie. A nadie. Es tan larga la lista que duele cada letra. Pero monstruo del demonio no te voy a permitir que mates la esperanza, no te voy a consentir que impidas que sueñe con que un ejercito de moléculas te reviente y te encoja hasta que puedan arrancarte y destruirte. No voy a dejar de anhelar que el milagro te convierta en una terrible pesadilla que ya pasó. Mientras tanto, ya has conseguido que sufra, ya has conseguido que sus seres más queridos vean las tinieblas acercándose, ya has conseguido que el miedo nos coma las entrañas. Eres malo, eres cruel y el día que consigan la cura reiré, reiré hasta que no pueda mas. Monstruo infausto y cobarde. Siempre a dentelladas con la gente que quiero. Siempre quemando la vida de las buenas personas. Ojalá mi próxima entrada sea para decir que has vencido tío.

lunes, 19 de julio de 2021

Adiós sombras

El aire huele a sal, a mar, a verano. Las nubes que pueblan mis pensamientos se tienen que disipar con ese brillante sol de vuestra mirada, con ese elegante movimiento de brazos que alegra el aire que meceís. ¿Por qué os he de hacer daño con mis tontas idas y venidas de ánimo? Con todo lo que me queréis. No hay forma de asentar los pies con tanto terremoto ajeno que intenta desmoronar lo que construimos y sin embargo ese movimiento sísmico no deja de ser más que un espejismo, porque en cuanto se disipa el humo, estáis ahí. Fuertes, seguras, llenas de amor. Soportando estóicamente los chaparrones del día a día con la certeza que un solo brazo vale un universo, y ese beso el universo cuántico. Solo hay que cantar para que las notas que vibran en el aire rompan en mil pedazos todos los malos pensamientos, hay tanto bello escondido tras la rutina, hay tan poco rutina cuando construyes aventuras tras las cortinas de los minutos. Eso minutos que vuelan en su pupación de tiempo para eclosionar en maravillosas mariposas de horas dulces. Cada hora que paso con vosotras es una obra de arte y cada hora que nos roban las obligaciones las recuperamos disfrutando del suspiro que el aire dibuja en vuestros rostros. Es ahí cuando todo deja de girar para enmacarse en un cuadro tan bello como vuestros ojos. Las sombras han estado avanzando como un telar negro que impide ver el bien, pero el bien no deja de existir porque se tizne de oscuro. Al revés, al contraste la luz explota con un big ban de maravillosa felicidad. Esa felicidad que esta ahí en cada recodo en el que aparecéis, en cada baldosa del suelo que pisais. La música de vuestra risa es la sinfonía completa que todavía ningún músico creo, incapacidad humana de representar los matices del cariño rimando con la alegría. Esa alegría que nunca perdéis, aunque vengan maldadas. Una vez más me sacáis de las sombras. Cuando me caía hacia la inmensida del miedo porque todo podía perderse, al menos para mí, dos maravillosa hadas me cogieron de las manos me sacaron en volandas y me pusieron en el camino de baldosas amarillas hacía la vida, dando un puntapíe al monstruo. Y cuando mi estúpido ánimo se deja influir por las sombras puedo oir vuestra voz guíandome en el mar embravecido de mi tormentosa falta de equilibrio. Siempre estáis ahí, lanzándome la mano para agarrarme al vuelo. Tú con tu enorme amor, con tu devoción maravillosa, con tu voz inigulable que siempre suena en mis oidos como consuelo constante, tus abrazos que curan todo: los miedos, las angustias, los dolores, las tristezas. Tu presencia que llena los días. Eres imprescindible, maravillosa, mi amor más intenso. Eres la dulzura, la inteligencia, la mágia, el sol, el salitre y el agua. Eres a quien deseo ver cuando me levanto y el beso imprescindible cuando me acuesto, la luz de todos los días, mi apoyo, mi amiga, mi hija. Y tú, con un cariño a prueba de días aciagos, de duros golpes, de tormentas perfectas. Con besos de fuego, caricias suaves como el pestañeo de un gato, palabras sabias tras mis caidas, la mano firme que tira del carro cuando desaparezco en las sombras, la palabra amable que siempre da en el clavo, mi faro, mi guía, mi compañera, mi amiga, el amor de mi vida. Mi remolino de estrellas. El aire huele a sal, a mar, a verano, pero también a monte, a espliego, a pino, a lluvia recién caida, a tierra mojada. A pequeñas cumbres e inmensas montañas. A una miriada de recuerdos que encierra nuestros veranos, cada año más inolvidables, cada año más hermosos. El aire está perfumado del movimiento de vuestro caminar a mi lado. La vida se mece acunando cada recuerdo enmarcado de plata, cada minuto que os tengo. Os quiero.

miércoles, 26 de mayo de 2021

Felicidades por tanto

Cientos de aves van a dibujar en el cielo los más bonitos vuelos. Mañana se podrán ver quebrantahuesos, aguilas reales, buitres leonados, gavilanes, milanos, cernicalos, halcones, oropendolas, abejarucos y tantas y tantas aves festejando un ritual de cariño. Porque es tu cumpleaños. El último año ha sido difícil, ha pasado de todo. Has crecido profesionalmente demostrando que no tienes límites, que vales un montón, que no hay reto que no puedas superar. Pero también has perdido a gente por el camino. A alguien, tal vez ya se había perdido hacía un tiempo, pero sé que duele y mucho su marcha definitiva. Pero hay ausencias que queman el alma, que son como un agujero negro en el paisaje. Dos duendes del bosque que nos han dejado. A mí con la certeza que fui un privilegiado y a tí con un vacio irrellenable. Va a ser difícil que pueda olvidar como llamabas a Tobi, va ser difícil que pueda dejar de ver tus ojos tristes cuando se fue Rufo. Cuando cariño les diste. Solo puedo decirte lo maravillosa que me pareció la simbiosis en esa fantástica relación de amor. Tuvieron una vida plena porque tuvistéis la suerte de teneros. Pero, no todo son tristezas. Ni mucho menos. Hemos reído, disfrutado, visitado y aprendido. Y me sigues enseñando que la mejor forma de afrontar los días es con optimismo, con una sonrisa. Todos los días deseo estar contigo para poder hablar de lo que sea, porque todos los días aprendo. Gracias por estar ahí, gracias por compartir, por caminar conmigo en esta vida, por levantarme cuando caigo, por empujarme cuando me paro. Por hacerme sonreir cuando lo necesito. Eres tan imprescindible que se para el aire cuando no estás, se echa en falta el movimiento de tus manos. Deseo que vuelvas, que le pongas de comer a los gatos apresuradamente para cenar, que nos cuentes como te ha ido, que me riñas un poquito porque hay una cosa por el medio. Besarte. Feliz cumpleaños amor. Sé que hay cientos de ecosistemas festejando que hace un tiempo nació una niña que iba a entender como nadie lo fundamental que es querer a todos los seres vivos del mundo. Las montañas reflejarán el verdor de sus bosques, las nubes reflejarán una luz irisada y la luna se llenará más para poder decirte: Eres maravillosa. Te quiero.

miércoles, 17 de febrero de 2021

TOBI

Supongo qué tu corazón se cansó de buscar a tu amigo del alma por todos los rincones conocidos y ahora nos dejas, más vacios, más sin nada. Qué lejanos parecen los tiempos en que parecías una estela blanca corriendo, en la que me preguntaba como unas patas tan cortas podían correr tanto. Que maravillosa pareja tan heterogenea como entrañable, este mundo va a ser un poquito peor sin vosotros. Cómo es posible olvidar la alegría de tu ladrido al vernos, el dibujo circular de tu pequeño rabito en el aire, superando la velocidad de la luz. Tus hurtos matinales ante los descuidos de estos humanos inocentes. Qué rapidez Tobi, que ingenio. Que va a ser ahora de nosotros. Se fue Rufo y aún nos quedabas tú, y con tu cuidado nos sentíamos menos solos, pero ahora te has cansado de esperar que tu inseparable compañero vuelva y te has ido a buscarlo donde nacen las estrellas. Te metes tanto en el corazoncito que tu ausencia quema. Cada rinconcito de nuestro tiempo tiene un recuerdo asociado a tí: Tu carita llena de garrapatas al matar un erizo, tu velocidad al ver un gato...o una lagartija. Va a costar olvidarnos de vuestras correrias, va ser imposible no recordaros en cada centímetro de nuestra casa de madera, de la parcela bajo los pinos. Gracias por tanto por tan poco, gracias por el cariño. Al igual que Rufo, ni un gruñido, ni un mal gesto. Cariño, amor, lealtad, nobleza. Ojalá os encontréis pronto los dos y Rufo te vuelva a lamer el ojo, os volváis a acostar juntos..allí, donde solo hay estrellas llenas de lagartijas y bichos a los que perseguir. Hoy te has ido y nos has roto un poquito nuestro ya herido corazón. Pero tú no tienes la culpa de haber hecho de estos años un dibujo en el que dos perritos corretean bajo los pinos y ahora, el dibujo ha perdido el color. Gracias Tobi.

miércoles, 20 de enero de 2021

Rufo

Hoy es un día más oscuro. La falta del aire que se movia alrededor de tu cola al moverse va a hacer que me ahogue un poco. Te voy a echar mucho de menos. La sonrisa eterna, el gesto feliz, la ilusión por vernos, cuanto nos distes de hablar con tus ladridos, con tus escapadas a través de la valla, con tu inteligencia descontrolada. Yo os conocí a tí a tu amigo, hace ya casi trece años, cuando tenía que tener mucho cuidado nos os fuérais corriendo hacia el monte. Después, las vicisitudes de la vida de los humanos hicieron que vuestra vida fuera dura. Aguantásteis. LLegó Claudia y con ella tengo las imagenes más bonitas del amor de un perro con una niña, no te voy a poder agradecer bastante todo el amor que derrochaste en mi niña; Aún...al final, cuando ya casi no podias ni moverte, al verla, aún intentabas mover el rabo. Cuanto cariño Rufo. Estoy roto, no pensaba que me iba a doler tanto perderte amigo.Sé que no he sido el mejor amo del mundo, ni siquiera estoy seguro que fuera tu amo y no puedo por menos pensar que no te cuidé lo necesario, por eso, a pesar que la vida te ha regalado bastantes años, quiero que sepas que el verdadero regalo ha sido tenerte un ratito con nosotros. Que hayas visto crecer a Claudia, te va a echar mucho a faltar. Y Vero, tu auténtica dueña, va a notar que se ha marchado un trocito muy importante de su existencia. El tremendo hueco que me dejas lo voy a llenar con cada uno de tus recuerdos, con cada una de las imagenes tiernas que tenemos contigo. Nunca un mal gesto, nunca un gruñido. Siempre atento, siempre cariñoso, siempre dejándose querer. Que distinto va a ser aquel rincón de nuestra vida sin tus correteos, aunque hacia semanas que tu vida era un suplicio y hacia tiempo que ya faltaba la estela de tus correrías en los colores del día. El cuadro de nuestra vida en la casa de madera se ha desdibujado un poquito, se ha quedado sin algo de tinta y se ha teñido de gris. Si en algún lugar existe otra vida para los perros y en ese lugar te puede llegar mi voz, mis palabras. Gracias Rufo y perdón por todo lo que no te dí. No te voy a poder olvidar nunca. Adiós amigo.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Pandemia

Se coló en nuestras vidas como de rondón, viniendo de lejos. Sin creerlo, sin sentirlo. Cómo el cuento de Pedro y el lobo tantas veces lo habían anunciado que no hubo forma de que nos lo creyeramos, pero llegó. Nos arrebató la primavera, nos dejó un verano extraño y nos está complicando este invierno que se antoja frío e inhospito. Sin embargo el aire ha olido distinto, se ha intuido el mar tierra adentro y he podido ver una bandada de patos desde mi balcón. Sin embargo, la lluvia olía mejor que nunca y no se veían aviones pasar. La calle estaba límpia, escuchaba a mis vecinos con ilusión, hablábamos por la ventanas, nos comunicábamos por los balcones. Sin embargo los días pasaron sin amarguras y sin penas, conformándonos con nuestra propia compañía, aprendiendo cada día más de la paciencia de un niña, de lo maravilloso que es jugar al escondite, al cluedo, al hotel, con una pelota en el pasillo. Sin embargo ahora....ahora no. Salimos a la calles y la gente se ha vuelto rara, mohina, extraña. Se me antoja que el ser humano lejos de aprender de las cosas pequeñas le ha entrado prisa. Hay agresividad, individualismo. Las personas no intentan ser prudentes, controlar al bicho. No, la gente quiere burlar las prohibiciones para hacer lo que quiere hacer sin importarle el esfuerzo que hemos hecho durante tantas semanas. Sin importar las personas que han caido por el camino. Sin importar los médicos y sanitarios que han enfermado o muerto por salvarnos. Tantos aplausos baldíos carentes de sentimiento, cuanto alardeo de ser agradecido cuando realmente, en el fondo, sólo se piensa en si mismo. Si este virús hubiera sido más mortal la población humana estaría seriamente diezmada. Y mientras, como siempre, las unicas personas que nos siguen dando razones para la esperanza. Son los niños. Horas con su mascarilla, con su hidrogel. Sin poder jugar con sus amigos, sin poder abrazarte con tu mejor amiga, sin poder jugar a esas cosas que conforman la niñez y luego te traen recuerdos agradables. El aroma de tiza y goma de borrar se ha cambiado por el propio aliento y el aroma del alcohol de manos. Pero ahí siguen, sonriendo, con esperanza, confiados. Pensando que, los mayores, esos a los que admiran, serán lo suficientemente inteligentes de dejarles un futuro y no un cebadal de mascarillas tiradas por el suelo.

lunes, 26 de agosto de 2019

El hogar de la bella dama



Al llegar el hayedo me enamoró, había visto a la bella dama de pasada, como tintineando su luz. Como cuando estás deseando ver a tu novia y la ves llegar de rondón. El frescor del entorno me indicó que el mar se encontraba lejos, el mediterráneo es un caldo a finales de agosto, y el día gris entre montañas nos daba el ansiado respiro al calor. Estabamos donde las montañas acarician el cielo, en el pirineo de Huesca; en Canfranc.
Desde allí tuvimos la osadía de encaramarnos a unas cumbres del país vecino, de bajar despacito a una mágica cueva donde nuestros antepasados muy muy lejanos anduvieron refugiados, donde las estalactitas juegan a realizar formas imposibles. Aún tuvimos tiempo de visitar a unos osos, de descubrir Borce, de pasear entre la montaña buscando una fuente, unos búnkeres, unas casas de aspecto curioso, cientos de árboles con personalidad propia. Y, por supuesto, tuvimos la ocasión de estar con la bella dama, anduvimos acompañados por unos personajes de otra época, un viaje en el tiempo donde supimos que en las guerras se salvan vidas porque hay personas que lo dan todo por los demás, que dentro de las tragedias siempre hay momentos mágicos para la luz. Tocamos la historia, respiramos la esencia misma del drama, pisamos donde se construyó la leyenda.
Un suspiro de tiempo y tuvimos que despedirnos de tantas cosas, de tantos momentos. Nos fuimos con más de lo que llevamos, tanto de todo, tantas cosas que contar, tanto que recordar. Nos marchamos con la tristeza de no querer irnos y con la certeza que volveremos. Es fácil enamorarse de las montañas, de los atardeceres raudos, de las nieblas vespertinas, del olor a bosque.

Un viaje inolvidable.