sábado, 7 de enero de 2012

NAVIDAD


Hubo un tiempo en el que la Navidad era tiempo de esperanza, de ilusión y de buenas intenciones. Es verdad, que desde hace algún tiempo, estas fechas se han convertido en un afan desmedido por consumir, por gastar, una época en la que la gente se pone de muy mal humor por las prisas, las aglomeraciones y el estrés.
Además, este año, se ha sumado el ataque desmedido de nuestros políticos a los cimientos básicos del estado de bienestar, al desarrollo de toda una serie de medidas que tienden a acentuar las diferencias entre ricos y pobres.
Los políticos, nuestros gobernantes, tienen como misión utópica, el hacernos la vida más fácil. Sin embargo, lejos de eso, se encargan de complicarnos la vida aunque los responsables de nuestra situación sean ellos mismos.
Con una desfachatez digna de la falta de verguenza de la que hacen gala, son capaces de destripar nuestra economía doméstica con la habilidad de un cirujano, de convencernos de que además de que ganamos poco hemos de ganar menos y que por si ello no fuera bastante hemos de pagar más impuestos. Con su el rostro compungido nos dicen que no queda más remedio, que no hay dinero. El caso es que los responsables de la falta de liquidez estatal son ellos mismos, los culpables del desastre económico-social son ellos, los mismos que nos atracan a mano armada cercenando nuestros más básicos derechos laborales, sociales y en ocasiones fundamentales.
No me cabe ninguna duda que existe un interés claro y evidente, desde las entidades financieras, que los pilares básicos del Estado de bienestar (salud y educación) pasen a manos privadas, de esta forma el negocio está hecho, porque una sanidad y una educación pública no son rentables. Así que, para ello no se cortan en empezar a destruir poco a poco los cimientos de nuestro futuro poniendo a los pies de los caballos a hospitales, colegios e institutos. Recortando personal, presupuestos e incluso material.
El colofón, la mayor falta de verguenza, el record en caraduras, ha llegado en la comunidad Valenciana. El PP lleva gobernando casi desde tiempos inmemoriales despilfarrando por doquier, gastando en grandes eventos (fórmula 1, visita del Papa, aeropuertos que no tienen aviones) y las arcas de la autonomía se han quedado sin un euro. Pero en lugar de que esos gestores nefastos, esos manirrotos del dinero ajeno dimitan o vayan a la carcel, hemos de pagar el resto, funcionarios (sobre todo de educación y sanidad...curioso ¿no?) y ciudadanos esa malversación de caudales públicos del que han hecho gala tanto politicastro arrogante y autoritario.
Así que, las Navidades que han estado a caballo entre el año 2011 y el 2012 serán recordadas no por los villancicos o por el turrón, sino por el establecimiento del estado del malestar.

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