jueves, 23 de julio de 2009
Incendios
Una de las cosas más pavorosas que se pueden contemplar es, sin duda, un incendio forestal. Yo viví alguno de muy cerca en mi niñez, en la Sierra Calderona, muy castigada en los ochenta por incendios de gran magnitud. Es realmente aterrador observar como una bestia sin rostro destruye a dentelladas amarillas y naranjas todo lo que hay a su alrededor, mientras se eleva en el horizonte una columna de humo marrón y negra que se puede ver a kilómetros de distancia y traslada ceniza por todas partes.
En estos días de calor y poniente, esperemos que ni la fatalidad, ni la mano del hombre hagan peligrar el futuro de ninguno de nuestros montes, necesitamos todo el aire limpio que nuestros árboles puedan generar, necesitamos tener los bosques plenos de vida, de fauna y flora, es preciso que las generaciones venideras puedan disfrutar del maravilloso espectáculo de una montaña sana y viva.
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